Esta obra:

Una historia completa, exhaustiva y bellamente escrita de la novela en España desde los orígenes hasta el siglo XXI. Cientos de autores, miles de títulos, todas las tendencias y estructuras. Una obra rigurosa, didáctica y clara, dirigida tanto al lector curioso como a estudiantes de literatura, profesores y especialistas. Una obra de consulta imprescindible en bibliotecas y en el dispositivo de los mejores lectores.

Sólo en ebook
ACVF Editorial


También a la venta en Amazon

Sobre Benito Pérez Galdós y los Episodios Nacionales (fragmento del capítulo 22)

Las obras completas de Galdós podrían dividirse en dos partes, casi idénticas en cuanto al volumen; de una parte, sus novelas históricas, y de la otra parte, todo lo demás. Esta observación nos podría llevar a otra que, como veremos, no es tan anodina. De toda la crítica que se ha hecho sobre la obra galdosiana, se podrían clasificar dos partes en cuanto al volumen; de una parte, la crítica sobre sus obras novelescas no históricas, y de la otra parte, sobre sus obras novelescas históricas; veríamos entonces que la desproporción es enorme, o al menos que no obedece a la casi exacta separación en dos partes casi idénticas, a la que me refería más arriba.

Hora es ya de decir que Galdós no es sólo el primer novelista moderno español, sino que es también el primer autor de novela histórica español, sin posibilidad ninguna, tal es su altura, de hacer la más pequeña de las comparaciones.

Cuando Galdós empieza su carrera de escritor, y la empieza como novelista histórico, nada o muy poco había detrás de él que le pudiera ayudar; había, sí, como sabemos, una tendencia, un novelar histórico que no acababa de cuajar o de encontrar la forma apropiada; había también, incluso, la liquidación de este novelar sin cuajar en manos de los entreguistas.

Galdós no es, pues, solamente el autor de Doña Perfecta, ni siquiera el autor de Fortunata y Jacinta, es el creador de 48 novelas históricas, y el fundador de una corriente que no ha terminado aún.

Ocurre, sin embargo, o ha ocurrido, que su novelar histórico, quizás por lo copioso, o quizás por no haberlo entendido del todo, y con las siempre honrosas excepciones que conocemos, ha sido dejado en una segunda fila, en un claroscuro; las luminosas creaciones que no hay por qué citar aquí, no pueden, sin embargo, relegar al semiolvido sus novelas históricas.
. . . . .