Esta obra:

Una historia completa, exhaustiva y bellamente escrita de la novela en España desde los orígenes hasta el siglo XXI. Cientos de autores, miles de títulos, todas las tendencias y estructuras. Una obra rigurosa, didáctica y clara, dirigida tanto al lector curioso como a estudiantes de literatura, profesores y especialistas. Una obra de consulta imprescindible en bibliotecas y en el dispositivo de los mejores lectores.

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Sobre la novela del siglo XVIII en España (fragmento del capítulo 15)

En el XVIII español se produjo una ruptura, más o menos total, con un pasado momificado, y también el nacimiento de un presente que tenía futuro. Las dos actitudes antes mencionadas, o los dos conceptos o las dos visiones del mundo, surgen de una sociedad obligatoriamente escindida. Esta escisión, este obligado dualismo, ya había sido presentida por nuestros mejores escritores de finales de los Siglos de Oro, cuando adivinaron y se dolieron del acabamiento de su universo: Quevedo nos lo dejó claramente escrito:

Ya no es Ayer, Mañana no ha llegado.
Hoy pasa y es, y fue, con movimiento
que a la muerte me lleva despeñado.

Volvamos a la crítica, tradicional y no tradicional, que se ha empeñado en identificar las características propias del siglo XVIII. Sin duda, estas características propias existen (siglo intelectualizado, ilustrado, discutidor, ideologizante...), pero en esta serie de caracterizaciones quizás también se olvide el esencial aspecto del XVIII: el de ser un siglo de transición, siglo donde permanece lo viejo y comienza a aparecer lo nuevo, y donde esta lucha entre lo antiguo y lo moderno, por expresarnos así, tiende a colorear toda suerte de creaciones. Ahora bien, al fallar todos los recursos socioeconómicos que ayudan a la creación, esta lucha y su expresión se dieron en pocas obras de creación y sí en la casi totalidad de las obras de discusión o conceptualización (entendemos que un panfleto, aunque sea sobre la poesía lírica, pertenece al mundo de la conceptualización, mientras que un romancillo, por muy malo que sea, al de la representación).
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